El efecto invernadero y la reducción de la capa de ozono son dos de los fenómenos que aquejan al hombre. El efecto invernadero se debe sobre todo al CO2 y al vapor de agua, aunque también participan otras sustancias como son el metano (CH4), los compuestos clorofluorocarbonatados (CFC), el óxido nitroso (N2O), etc. En realidad, si el efecto invernadero, nuestro planeta sería un lugar parecido a Marte, con temperaturas gélidas. Este efecto permite la vida en la Tierra, no obstante, un exceso de estos gases, nos aproximaría a las condiciones climáticas de Venus, cuya atmósfera básicamente es de CO2, por lo que retiene una gran cantidad de calor, legando a temperaturas en su superficie de 500ºC aproximadamente. El fenómeno del efecto invernadero comienza cuando la radiación solar penetra en la atmósfera y llega a la superficie de nuestro planeta. Esa radiación es absorbida por la Tierra, que se calienta emitiendo parte de eso energía como radiación infrarroja. Esta radiación emitida es la que debería restituirse al espacio, pero parte es atrapada por los gases de efecto invernadero, que la devuelven a la superficie terrestre produciendo u calentamiento en la misma. Al aumentar la concentración de estos gases, como consecuencia de las actividades humanas, este efecto ocurre en mayor medida, produciéndose una modificación en el balance energético del planeta, rompiendo por tanto el equilibrio natural que conocemos.
(CMC T. 5.4 B)
domingo, 24 de mayo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario